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El actor que triunfó el pasado año con Perfectos desconocidos vive ahora en ruta con su nueva obra, La comedia de las mentiras, que le lleva, una vez más, a recorrer y descubrir hoteles y restaurantes, sobre todo de su Málaga natal. Pepón Nieto triunfa en teatro, televisión y cine, pero confiesa que su talento oculto es la cocina y su pasión, impresionar a sus amigos con las recetas que le enseñó su abuela y que vio en los fogones del bar familiar en el que se crió. Convertido ahora en empresario gastronómico, le saca así partido a su gran pasión.
Me he criado entre fogones porque mi familia siempre se ha dedicado a la hostelería. Siempre recuerdo el bar familiar y la cocina en la que estaba mi madre. Mi abuela era cocinera profesional y cocinaba maravillosamente bien. Yo todavía hago cosas de las que me enseñó ella, platos tradicionales como lasaña de verduras o canelones, que hace 50 años no eran tan comunes.
Viajo mucho porque con la gira ahora estoy a tope y parece que lleve toda la vida de gira. Hasta mediados de noviembre estaré con La comedia de las mentiras, y después estreno La Culpa. Los viajes de gira ya me los conozco, porque voy a los mismos sitios y repito los restaurantes. Incluso tengo muchos compañeros que me llaman para ver dónde pueden comer, porque yo de un museo probablemente no me acuerde, pero un buen restaurante no lo olvido. Soy también mucho de llamar a Juan Echanove, que es muy amigo mío. Es el que más sabe de este país de restaurantes y lo que hay que comer en cada sitio. Yo soy de llamar a Juan y muchos amigos son de llamarme a mí porque saben que he llamado a Juan.
Pero además me gusta mucho viajar en mi tiempo libre. Soy de patear las ciudades y nunca faltan en mi maleta unos vaqueros y unas deportivas. De mis viajes planeo lo esencial. Hace unos meses estuve en México, saqué el billete, el hotel y poco más. Quería sorprenderme. Me gusta ir a los sitios que me recomiendan los de allí, aunque hay que saber a quién se pregunta, que no me tomen por guiri. Y descubrir, de repente, sitios maravillosos.
Me gusta mucho cocinar. Lo que mejor se me dan son los platos de cuchara, guisos, potajes..., vamos, lo que he visto hacer a mi madre. Me relaja y me gusta que luego vengan los colegas a comer a casa.
Vienen muchos compañeros de profesión, es lógico y también van cuando bajan a Cádiz porque lo conocen y les gusta. Es un punto de encuentro. Me embarqué en esta aventura porque mi hermana Nieves tiene el restaurante en Vejer desde hace 5 años. Es un pueblo precioso, pero muy temporal y el resto del año no tiene esa afluencia que tiene en verano y Semana Santa. Yo creo muchísimo en el proyecto y en la cocina que hacemos en 'Marengo'. Hay muy pocos restaurantes gaditanos en la capital y hay un punto de esa cocina muy desconocido y muy chulo, que va más allá del pescaíto frito y el gazpacho, e incluso de las comidas, porque hay buenos vinos.
Además de venir a verme al Teatro de La Latina, recomiendo que vayan a ver alguna exposición, por ejemplo en la Fundación La Caixa, que tiene una programación estupenda. Ahora mismo hay una de Sorolla y la moda en el Thyssen que también merece la pena ver.
Luego han de ir a un buen restaurante. En el mío se come muy bien y es como estar en un trocito de Cádiz o Málaga. Para cenar pueden ir al 'Decadente' (c/ Manuel Fernández y González, 10), así más informal, pero abierto hasta las dos de la mañana. También podrían ir a tomarse una cerveza en 'La Esperanza' (c/ de la Torrencilla del Leal, 3). Para tomar una copa y estar de fiesta recomiendo la discoteca 'Cha Cha', en la calle Vinateros. Se pueden ir a la tienda y al restaurante que está arriba y tiene una bonita terraza, 'El Paracaidista', en Malasaña. De cañeo recomiendo 'El Bonanno' (Plaza del Humilladero, 4) en La Latina, que es el de toda la vida y tiene mucho ambiente, vermú y tapas.
Para alojarme allí me gustan mucho el hotel 'Las Casas de la Judería'. Es un barrio de casitas de la escudería sevillana que es muy especial. Sus habitaciones son todas distintas y hay muchos patios, jardines, callejuelas… Es como estar en otro siglo en un barrio judío. Parecen de museo.
Para comer te recomendaría 'Tradevo' que está en la plaza de La Alfalfa, hacen una comida muy de mercado. Es una taberna de tapas y raciones que tiene muy buenos productos y hacen un sushi de lubina en el que fríen el arroz y es un escándalo. No lo he comido más rico en ningún sitio.
Málaga ha dado un cambio radical y ha apostado por un turismo cultural que me parece un acierto, porque la cultura también es una fuente de ingresos. Nadie puede perderse el Museo Picasso, el Pompidou, el Vicent, el museo de arte Ruso, el museo de la ciudad, el Teatro romano, la Alcazaba... Hay un montón de sitios y es una ciudad en la que se come muy bien. Da gusto pasear por ella y toda la parte del puerto que han arreglado está llena de terrazas y restaurantes. Recomiendo comer en 'Uvedoble' (c/ Císter, 15) con una amplia carta de platos. Tienen un cocinero estupendo que hace una cocina con base tradicional pero muy creativa y de fusión.
Tanto en Marbella como en Málaga recomiendo comer en 'Los Mellizos', que son de dos hermanos que eran pescaderos. A mí me gusta mucho ir a comer allí, porque además están muy bien situados, uno cerca de la calle Larios y el otro en pleno Paseo Marítimo con buenas vistas. Hay pescado fresco o a la sal y muy rico, aunque su especialidad es el pescaito frito y los mariscos. Es obligatorio pasar por allí, porque tiene todo tipo de platos típicos malagueños.
Y en Marbella también está 'Purolatte' (c/ Notario Luis Oliver, 17), que es una heladería-pastelería muy rica y conocida. Julio hace unos helados italianos estupendos. Procuro visitarlo siempre que voy a casa. Ahora cuando hemos estado allí con la función me acerqué con los compañeros y tuvo mucho éxito.
Para dormir en Málaga me quedo mucho en el 'AC' y en el 'Room Mate' de Sarasola de la calle Larios. En Marbella hay un hotelito precioso, que es una casa con un patio, cerca De la Iglesia del Santo Cristo, en pleno casco histórico, que se llama 'Hotel Linda Marbella' y tiene mucho encanto.
Cádiz es uno de los lugares donde más me gusta hacer escapadas. Allí, además de 'Marengo', recomiendo 'Francisco el de Siempre', porque cualquier cosa que comas es maravillosa. Tiene un arroz como pocos y un morrillo de atún impresionante. Además, su precio te permite ir varias veces en semana si estás de vacaciones y está situado frente al mar, en la playa del Palmar. Es uno de mis lugares habituales por lo bien que comemos. Tampoco nadie se puede perder 'El Campero' en Barbate. No he comido así en ningún japonés del mundo. Te ponen un sashimi de atún que se deshace en la boca. Es uno de los mejores restaurantes que hay, además de 'Aponiente', de Ángel Leon, del que soy muy amigo.
Cuando viajo a Las Palmas siempre como en 'La Puntilla', en la playa de las Canteras, porque me trae muchos recuerdos. Yo conozco mucho Las Palmas a través de Félix Sabroso y Dunia Ayaso, que son unos directores estupendos. Dunia murió hace cuatro años y yo sigo yendo a ese restaurante y pidiendo lo que pedía con ella. Tengo un sentimiento romántico.
Para escapar siempre voy a mi casa de Cádiz, en el campo pero cerca del mar, en Zahora. Otra zona que me gusta mucho y es muy desconocida es la del Delta del Ebro y soy un gran amante del País Vasco. En una de mis últimas escapadas estuve en el 'Hotel Ercilla Embarcadero', de Getxo, cerca del puerto. Es una maravilla de sitio porque es un caserío reformado y los amaneceres desde allí son espectaculares.
También me gusta mucho el 'Parador de Mérida'. Siempre que voy por la zona es visita obligada, que tiene un precio bastante asequible. Es agradable, acogedor, tiene una piscinita chiquitita en el centro y conozco a todos los chicos que trabajan allí. Siempre que he estado en Mérida con el teatro me han tratado como si estuviera en mi casa.