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En esta vuelta al origen que supondrá todo el año 2016, ¿por qué no recuperar la técnica y maña de la mamma italiana? Ella, con sus habilidosas manos y su infinita paciencia, hace la pasta en casa (con y sin gluten) y muchas convierten ese rato creativo en uno de reunión de toda la familia. Para meter las manos en la masa, basta con comprar los ingredientes y los siguientes pertrechos: una máquina de manivela (también existe con motor), el accesorio para cortar tallarines y espaguetis y el colgador de madera para secarla antes de cocinarla. Además será super divertido hacer la masa de la pasta con los niños.
Los siempre geniales mensajes de Mr. Wonderful llegan transformados en tazas para padres, abuelos y suegros, con frases como “eres un gran padre y un superabuelo” o “eres un padrazo de primera”. Para olvidadizos, un bloc para escribir la lista de la compra, con una banda imantada que se adhiere a la nevera, y para cocinillas la Recipe box, una caja de madera con fichas para tener a mano todas las recetas.
Como todos los cuchillos no sirven para la mismo (lo sentimos por los más simplistas en estas lides de la cocina), Le Creuset propone un juego elegante con hoja de acero y mango de madera de olivo.
La empresa catalana Family Brewing ha preparado un kit para elaborar cerveza artesana en casa. Además de la mezcla de malta, lúpulo y levadura, contiene, entre otros accesorios, un fermentador de vidrio con su tapón, un termómetro y una chapadora con 50 chapas. El resultado será una cerveza de tonalidad castaña, apenas amarga y con toques de caramelo.
Para los no (del todo) iniciados en la coctelería, My Kit propone dos completos equipamientos para mojitos y gin & tonic. El primero incluye un jigger (vaso medidor metálico), una maza de mortero, 2 vasos para servir, una cuchara mezcladora y un recetario. El segundo, el jigger, la cuchara de cóctel, un colador, una copa de gin & tonic y un manual con cinco pasos para lograr un combinado perfecto.
Niños y padres podrán convertirse en “chefs mágicos” con el curso de cocina y magia de Alambique (Madrid). En 2 horas y media de duración, aprenderemos a elaborar recetas sencillas y a poner en práctica algunos trucos con alimentos y utensilios (como palillos, pajitas o cubitos de hielo).
Para papás “cava lovers”, La cava de la villa (Madrid) ofrece catas especializadas en estos espumosos con sello patrio, algunas armonizadas también con platos; y la escuela Food & fun (Valencia) dispone de tarjetas prepagadas (de 50, 70 y 75 €) para regalar experiencias gastronómicas con estilo.
Más de 40 packs componen la selección de la tienda de ultramarinos Petra Mora para el Día del Padre. Desde uno con nuestra ilustre manzanilla y tarritos de frutos secos, hasta otro de embutidos, foiey queso. También los hay temáticos: Padre goloso (chocolates, mermeladas y galletas), Padre sibarita (anchoa, ventresca y vinos) o Padre cocinillas (arroz, aceite de oliva virgen extra y flor de sal al humo).
Where chefs eat (Phaidon) compila, en casi 1.000 páginas, las direcciones de más de 630 cocineros sobre los sitios en los que les gusta comer. En El chef en casa (Planeta), Magda Carlas narra los hábitos de Joan Roca, Carme Ruscalleda, Ramón Freixa, Paco Roncero, Jordi Cruz, Javier y Sergio Torres, Martin Berasategui, Juan Mari Arzak, Quique Dacosta y Pedro Subijana.
Si queremos conocer cómo son, desde dentro, los restaurantes Casa Gerardo y Ricard Camarena, dos grandes obras editoriales firmadas por Montagud: Casa Gerardo (donde se resumen 130 años de historia del local que hoy regentan Pedro y Marcos Morán) y Caldos (con 38 recetas en español e inglés que condensan el resultado de 15 años de investigación del valenciano Ricard Camarena para lograr grandes fondos).
¿Y si invitamos a papá a comer? La Tasquería, el restaurante madrileño de Javi Estévez para padres casqueros y modernos; La Taberna del Chef del mar, lo último de Ángel León para probar platos de alta cocina “sin postureo” en Cádiz; y Habitual, de Ricard Camarena, en la planta baja del Mercado de Colón de Valencia, donde la cultura mediterránea llega al plato cargada de temporalidad, sabores y colores.