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Vilajuïga

Tierra de vinos y dólmenes

L’Empordà es tierra de vinos. Incluso tiene una denominación propia y son muchas las bodegas familiares y de pequeño formato que cada vez producen caldos de mayor calidad. Vilajuïga es uno de los epicentros del vino ampurdanés. Situado entre las sierras de Rodes y la Blanca, el viñedo es su principal actividad económica, aunque también con una clara vertiente turística. El municipio cuenta con una ruta que permite recorrer el entorno natural de la zona y visitar tres bodegas emblemáticas con degustación incluida, previa reserva.

El patrimonio histórico de la población es notable. De un modo especial destaca por sus dólmenes, ubicados en un mismo paraje geográfico, lo que convierte Vilajuïga en una de las concentraciones megalíticas más singulares de la comarca. De entre todo el conjunto sobresale el dolmen de la Vinya del Rei, el mayor del municipio, un sepulcro tipo corredor con planta trapezoidal, con cinco grandes losas verticales y una sola losa de 4,15 metros de largo por 2,95 metros de anchura, empleada como cubierta.

La Iglesia de Sant Feliu (siglo XI) ha conservado la nave románica, pero no así el cabezal primitivo, habiendo sufrido modificaciones de corte neoclásico en una etapa posterior. El Castillo de Quermançó (siglo XI), situado en lo alto de una colina a dos kilómetros del pueblo, fue una de las fortificaciones más importantes de la casa condal d’Empúries y escenario de varias batallas durante los siglos XII y XIII.

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