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Lekeitio, Bizkaia/Vizcaya
La inmensidad del mar se siente en el faro de Santa Catalina de Lekeitio. Recostado sobre el vertiginoso acantilado, desprende una luz que titila sobre el vasto horizonte ante la atenta mirada de los navegantes. Junto a la atalaya, este edificio aún hoy continúa guiando a las embarcaciones que surcan el caprichoso Cantábrico. Sin duda, es el guardián de la costa. Al atardecer, desde él se aprecian hermosísimas vistas que invitan a soñar. Por su parte, este particular guía tiene reservado al visitante otra grata sorpresa. Allí, se ha instalado un centro de interpretación sobre la tecnología de la navegación. Es decir, el mar no solo se palpa fuera, también en el interior de este lugar emblemático. En sus dominios, el turista se inmiscuye en sus historias para descubrir los secretos ocultos del pasado marinero de la villa de Lekeitio. Para llegar a él, se puede tomar el coche y seguir la carretera o recorrer el camino a pie durante un paseo de unos veinte minutos desde el casco viejo. El faro de Santa Catalina de Lekeitio se levanta en la inmensidad, en la frontera entre la férrea roca y el valiente mar.
