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Calles inmaculadas, fachadas blancas y macetas en cada rincón atraen a numerosos turistas a Frigiliana, considerado como uno de los Pueblos más bonitos de España. Ubicado en la comarca de la Axarquía, es un rincón estupendo para adentrarse en el Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama que se despliega a su espalda. El invierno es uno de los mejores momentos para conocerlo, evitando el excesivo calor del verano. Además, es temporada de aguacate, fruto al que rinden culto en ‘The Avo’, restaurante ubicado en el alojamiento ‘La Posada Morisca’.
Una de las caminatas más habituales es la que asciende hasta el pico de El Fuerte en poco más de hora y media. Es lineal, pero la cima regala unas increíbles vistas de 360 grados sobre la comarca y, a la vuelta, ofrece un paseo junto a las ruinas del castillo de Lízar, que se levantó en el siglo XI. Otra opción, sencilla y para toda la familia, es el sendero por el cauce del río Higuerón, cuyo ancho cauce permite pasear sin mojarnos. El camino de tierra que se dirige hacia Cómpeta entre un denso pinar, además, permite encontrar el restaurante ‘El Acebuchal’ (Recomendado por Guía Repsol) y la hermosísima aldea del mismo nombre. Un lugar de cuento para quedarse a vivir.
A las montañas del entorno de Villanueva del Rosario se les conoce como los Pirineos del Sur. Son un conjunto de calizas con paredes ideales para la escalada -alguna de las vías más complejas del mundo se esconde por aquí- entre las que hay senderos para realizar un buen abanico de rutas, tanto fáciles como complejas. Un buen punto de partida para ellas es el Mirador de Hondonero, que cuenta con un pequeño aparcamiento al que se llega en coche por una cómoda pista.
Una de las caminatas más clásicas es la que llega al pico Chamizo, a 1.641 metros de altitud. Otra es la que sube hasta la cruz de Camarolos, a 1.444 metros de altitud. Ambas se pueden unir por una preciosa -y larga- caminata circular que se adentra entre valles, charcas y paisajes donde solo reina el silencio y por los que deambulan grandes manadas de cabra montés.
Otra de gran interés es la que pasa junto a la Sierra de San Jorge y el parque de arborismo ‘Pindongos’, que cuenta con zona de barbacoas, puentes colgantes y posibilidad de practicar diferentes actividades deportivas. Un espectacular bosque de quejigos lleva de vuelta hasta el mirador de Hondonero y las lagunas cercanas, pasando antes por un collado que se congela cada invierno. No muy lejos, el alojamiento ‘Fresneda María’ ofrece un buen restaurante y habitaciones para descansar.
Casarabonela es uno de esos pueblos blancos andaluces que se esparce ladera abajo. Su urbanismo mantiene la influencia árabe e invita a perderse por sus callejuelas. En la zona oeste del municipio, muy cerca de su viejo castillo, nace un pequeño sendero familiar que pasa junto a la fuente de los Hornaos y llega hasta el Área Recreativa Llano Cristóbal. Allí, un bonito mirador ofrece unas estupendas vistas de los alrededores y un puñado de mesas bajo un pinar son el lugar ideal para un pícnic invernal.
La zona es también un buen campamento base para conocer el entorno natural de los alrededores. Una interesante opción es dirigirse hacia el Puerto de la Madera e incluso ascender hacia Sierra Prieta, ruta que requiere un importante esfuerzo. Otra alternativa es, simplemente, caminar por los senderos que alcanzan la pista forestal que recorre la falda de la montaña para, desde ahí, volver al punto de partida. El mesón ‘La Parada’ o el restaurante ‘La Piscina’ son dos buenas ideas cuando entra hambre. No hay que perder de vista el jardín de cactus Mora i Bravard, toda una delicia.
El reciente nuevo Parque Nacional de la Sierra de las Nieves tiene en Tolox una parada imprescindible. Este es uno de los mayores municipios de la comarca, a pesar de rondar los 2.000 habitantes. En su casco urbano hay grafitis que homenajean al mundo rural entre pequeños bares donde saborear el vino del terreno. Las callecitas del Barrio del Castillo, donde se levanta la iglesia de San Miguel, son perfectas para una buena foto a la hora de presumir de escapada en redes sociales.
Tolox también ofrece posibilidades para andar. Hay una ruta, sencilla, que se acerca hasta el Charco de la Virgen y que, si hay ganas, sube hasta la cascada de La Rejía, la más alta de Málaga con unos 50 metros de caída. Pero la red de senderos del municipio también dibuja paseos por el río de los Horcajos, hasta la Cruz del Padre Ventura o hasta la ermita de la Virgen de las Nieves. Algunas de ellas cómodas para un tranquilo paseo en familia y otras son aptas para la bicicleta. Y cuando hay suerte y nieva, ascender al Torrecilla entre pinsapos se convierte en toda una experiencia.
Las energías se pueden reponer en ‘La Lola’ (Solete Guía Repsol), un estupendo lugar para adentrarse en la gastronomía local mientras se disfruta de las vistas desde su terraza. Si hace más frío de la cuenta, una chimenea caldea el amplio y cómodo salón comedor. No dudes en hacer caso de las recomendaciones su chef, José María Sánchez, que siempre acierta.
En Málaga, el Mediterráneo se aprovecha durante todo el año. Lo hacen quienes reman en jábegas y llauts cada tarde, pero también quienes se suben a una tabla de ‘paddle surf’ para pasear con calma entre las pequeñas calas de los barrios de El Palo y Pedregalejo, al este de la ciudad. En los buenos días invernales el sol calienta lo justo para saborear el viaje -a veces, incluso, invita a un baño rápido- y, cuando el frío aprieta, basta un neopreno para evitarlo.
Junto al bar ‘La Casita’, a un paso del arroyo Jaboneros, Dino y Ellen alquilan en Kayak & Bike tablas de ‘paddle surf’ y kayaks. En invierno lo hacen fundamentalmente fines de semana y festivos, pero el resto del año abren prácticamente a diario. Ejercen de un estupendo puerto base para recorrer la zona haciendo un poco de deporte en el mar. Ya sea hacia el oeste, alcanzando el entorno de los Baños del Carmen y, por qué no, con paradas en ‘Galerna’ o ‘El Cabra’, ambos galardonados como Solete Guía Repsol. O hacia el este, llegando incluso a la bonita playa del Peñón del Cuervo. A la vuelta se puede pasar por ‘La Revuelta’ (Recomendado por Guía Repsol), donde Arnault Scheidhauer mantiene su propuesta de alta cocina.
En la ciudad de El Tajo lo difícil es escoger plan. Hay tanto que, más que una escapada, lo que apetece es quedarse a vivir unos meses para conocer su patrimonio, su entorno natural y su gastronomía. O simplemente para pasear por sus calles y alargar los días descubriendo rincones. Entre medias seguro que hay oportunidad de conocer algunos de los bares que recomienda Benito Gómez, chef de ‘Bardal’ (2 Soles Guía Repsol). Entre ellos, las tapas de un clásico como El ‘Lechuguita’ y la cocina tradicional con aires renovados de ‘Casa Mateos’. También ‘Tragatá’, dirigido igualmente por Gómez junto a su pareja, Mercedes Piña. En la cocina, el chef Daniel Moreno es el responsable, entre otros bocados, de la mejor ensaladilla rusa de España según el jurado del reciente campeonato celebrado en el marco de San Sebastián Gastronomika.
Más allá, Ronda ofrece pasear entre viñedos por su veintena de bodegas con vinos de la Denominación de Origen Sierras de Málaga, adentrarse en su ermita rupestre, descubrir el nuevo rincón favorito de Philippe Starck entre olivos o alojarse en un hotel con encanto frente a la fabulosa ‘Cueva del Gato’. La cercanía del Valle del Genal también anima a un estupendo road trip entre castaños.
Es difícil no asociar Marbella al lujo, a los yates amarrados en Puerto Banús, a coches deportivos que se adentran en enormes villas. Pero hay una ciudad mucho más asequible, cercana y con un interesante patrimonio del que disfrutar en invierno, antes de que lleguen las multitudes turísticas. Basta acercarse al centro para encontrar su vieja muralla árabe, cuyos constructores utilizaron incluso capiteles romanos para levantarla. En su casco histórico hay un colorido mercado municipal donde se esconde el bar ‘El Fiesta’ (Solete Guía Repsol) con su mítico mollete de carne mechá. Alrededor existen lugares como la Plaza de los Naranjos y callejuelas repletas de macetas que ofrecen la sensación de estar paseando por un bonito pueblo andaluz.
Es lo que ocurre también al pasear por la urbanización La Virginia, una rareza construida en los años sesenta por el arquitecto Donald Gray, que se inspiró en pueblos como Frigiliana para construir un reducto de calles empedradas. Más allá, la basílica paleocristiana de Vega del Mar, la torre de Las Bóvedas o la villa romana de Río Verde, con magníficos mosaicos. Para comer Marbella es también infinita: desde los restaurantes de ‘Kava’ (1 Sol Guía Repsol) a ‘Leña’ (1 Sol Guía Repsol) de Dani García, ‘Back Tapas’ (Recomendado por Guía Repsol) o la sencillez divertida de ‘La Polaca’.
En pleno centro de Andalucía, este municipio ha sido un histórico cruce de caminos desde que el ser humano se asentó en su fértil vega. Lo demuestra su Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, declarado Patrimonio Mundial de la Unesco y una de las cartas de presentación de una localidad rica en historia. No hay más que pasear por su casco histórico, ascender hasta la Real Colegiata de Santa María atravesando el Arco de los Gigantes o adentrarse en la antigua alcazaba árabe desde la que, además, disfrutar de estupendas vistas sobre la propia ciudad y el maravilloso Peñón de los Enamorados, declarado monumento natural.
Otro de los mejores planos en la ciudad antequerana es recorrer los 13 kilómetros de carreteras y curvas que hay hasta El Torcal, un paraje natural calizo esculpido por el viento y el agua durante millones de años. Hoy existen dos rutas para recorrer este macizo montañoso donde es común toparse con alguna cabra montés y donde merece la pena prestar atención para descubrir fósiles de amonites incrustados en las rocas.
El clásico desayuno antequerano a base de mollete se puede disfrutar en ‘A la fuerza’ (Solete Guía Repsol) y, cuando llegue la hora de comer, nade mejor que pasar a conocer la cocina tradicional de Charo Carmona en ‘Arte de Cozina’ (1 Sol Guía Repsol) o arrimarse al calor de los braseros de picón del ‘Caserío San Benito’, donde saborear sus tradicionales migas.
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